Imaginemos que existe un banco,
que cada mañana acredita en tu cuenta la suma de $86 mil 400. No exige
documentos, firmas ni avales y cada día des-interesadamente te acredita esa
misma exacta suma que supones necesitas para vivir.
No arrastra el saldo del día
anterior ni permite que hagas sobregiro. No acepta pagos diferidos ni
depósitos a 30 días.
Y cuando termina el día, da
como perdido el saldo a favor que no hayas invertido en un buen propósito. ¿Qué
harías? ¡Retirar hasta el último centavo, por supuesto!
Bueno… ahora sin quitar ese
modelo de tu cabeza… continúa leyendo…
Cada uno de nosotros, tiene esa
cuenta en el banco. Su nombre es: Tiempo.
No tiene dueños ni directorio,
cada uno de nosotros es gerente, tesorero y presidente.
No tiene cartel ni colores y
cada día nos acredita 86 mil 400 segundos, que no se pueden acumular o restar,
solo se nos invita a usarlos sin exigirnos devolución y sin tener que dar
cuenta en que y por qué los hemos gastado.
Es el regalo de la vida, la
vida que nunca pide nada a cambio. Necesitas utilizar hoy todos los depósitos
de que dispones. Aprovechar al máximo el tiempo disponible con el fin de
conseguir lo mejor en salud, felicidad, éxito y bienestar.
El tiempo es un recurso escaso.
Para acercarnos a la comprensión del concepto del tiempo lo podemos considerar
como una dimensión, lo mismo que el espacio.
Cuando se es joven existe un
sentimiento de eternidad. Siempre tenemos la sensación de tener mucho tiempo y
a medida que avanzamos en la vida adquirimos un sentido más agudo de su valor.
La dimensión del tiempo varía
dependiendo del uso que estemos haciendo de él y del tiempo que nos queda para
hacer lo que queremos.
Pongamos el tiempo en distintas
visiones de valorización:
Para conocer el valor de un año, preguntemos a un niño que no paso de grado.
Para conocer el valor de un mes, preguntemos a una mujer que tuvo un niño prematuro.
Para conocer el valor de una semana, preguntemos al editor de un periódico semanal.
Para conocer el valor de un día, preguntemos a la gente tienen tareas difíciles por hacer ese día.
Para conocer el valor de una hora, preguntemos a los amantes que no ven la hora
de encontrarse.
Para conocer el valor de un minuto, preguntemos a quien perdió un avión.
Para conocer el valor de una milésima de segundo, preguntemos a un atleta que ganó una medalla de plata en los Juegos Olímpicos.
Así que no desperdicie su tiempo, es su activo más valioso. Y es que con él que vas a compartir con las personas que más ama: sus hijos, su esposa, su marido, su novio, su novia, sus abuelos ... y sólo nos damos cuenta cuando lo perdemos, "Wow, que tenía tantos besos que dar, yo tenido tantos abrazos ... ", usted tiene que vivir el ahora!
Ayer es historia, mañana es un misterio y el hoy es un bendición!
Por algo se
llama presente, porque es un regalo que nos brindan todos los días de nuestras
vidas, pero tengamos en claro que el reloj sigue su marcha… cada uno de nosotros elige que hacer con
el tiempo cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo’, y usted, ¿lo está
aprovechando al máximo?
Texto basado en
las palabras de: Nelson Freitas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario